sábado, 2 de enero de 2010

Fotógrafa

Soy fotógrafa de vocación. Es raro, pero no uso cámara. En realidad, mis fotos las ven pocas personas, podría contarlas con los dedos de las manos, se sabe, esos que están siempre. Aunque pensándolo bien no estoy segura de ser lo que dije, no podría aseverar… dudo que alguien haya visto o conocido alguna de mis fotografías. Supongo que para verlas hay que saber mirar muy bien, y no se si logro transmitir… en definitiva me estoy convenciendo de que sí se mirar bastante bien, y debo ser la única. Claro que los momentos de inseguridad siempre están, y la negación y búsqueda de personalidad o algún nuevo don que nos inventamos. El caso es que… el punto es que… no hablo mucho de mi vocación. Siempre que hablo-con alguno de mis dedos, casi siempre el meñique- desconcierto un poco, me ahogo en palabras, intento dar con todo el sentido, y al final las cosas se terminan confundiendo con el sinsentido, con la duda o con el aburrimiento, en fin.
Pero les voy a contar. Mis fotos consisten en capturar las esencias, sin embargo aun sigo buscando aquella foto que me revele una esencia, es tan complicado. Las fotos no las saco, me limito a prepararlas, es decir… no las preparo, las escenas surgen solas, las personas, los ánimos, me rodean, y digamos que no me puedo negar, no puedo hacerme la zonza y mirar para otro lado. Cuando la nada me acecha… qué clase de superada tendría que ser para mirar para otro lado, qué clase de ser grandioso, de todopoderoso, de arrogante. No me permitirían comportarme así, cuando el momento lo exige… cuando ellos me lo exigen, ahí mismo tengo que encuadrar y sacar la foto, no es necesario preocuparse tanto en que las tecnicidades sean perfectas, el foco o la luz, todo se va adecuando sólo. Mi tarea es solo mirar y retener, luego recordar, ellos disponen.
El asunto es que todo esto de mi vocación ya me está trayendo problemas, y no quiero, realmente no quiero que se haga un embrollo más grande e inabordable de lo que ya generé, es muy fácil perder el control. Si lo estoy abordando, es porque todavía puedo hacerlo, y después de todo, eso es un punto a favor.
Me cansé, resulta que no encuentro más interés a mis fotos, o en realidad, siento que no le estoy sirviendo a nadie así, que mi tarea no resulta ningún provecho para nadie, la gente en la calle me mira distante, se intimidan cuando las observo, escapan. Ya no me animo a hablarles o pedirles alguna imagen, pero que clase de fotógrafa soy. Lo peor es que yo misma me cansé. Me canse de las fotos de paisajes, de los colores de la naturaleza, del agua, del sol que tampoco se deja mirar, de personas amadas, de desconocidos, en el parque, en la capital, en algún colectivo, en un bar. Hasta me cansé de mis pseudo experimentaciones con sustancias raras, como aceites y fuegos, humo y sentimientos como el amor, o la tierra y un cuerpo tratando de tocar el infinito. Ya no me divierten, con años de mirar y capturar todo termina siendo lo mismo, hasta lo más particular en su apariencia. Y la esencia no aparece, empiezo a sospechar que nos engañaron, que no hay esencia, que las esencias no existen, pero qué diablos.
De todos modos aprovecho este día, este rato, estas horas, que son diferentes a las demás, en las que puedo pensar en llegar a algún lado, que estoy mas cerca de la verdad, que me comunico, que visualizo las cosas, aunque no sea perfecto. Por supuesto, ya entendí que nunca lo será. Pero ahora haceme el favor, quedate ahí, así parado, quedate un poco más, acomódate un poco las ropas, dejame sacarte una foto.