jueves, 17 de abril de 2008

Me cuesta tanto el tiempo. Es que no lo comprendo.
Si fuera importante para mi el tiempo...
Me resulta más fácil la distancia. La veo. La ocupo, la elimino.
El tiempo no existe, me decía el otro día. y lo decía convencida!
¿Cómo voy a colocar las palabras?
¿Cómo van, una atrás de la otra?, si se superponen todo el tiempo, si resuenan juntas...
Mis palabras y mi historia. La historia a través de tiempo.
El día que tenga historia, encontraré las palabras y se besarán..

martes, 15 de abril de 2008

¿Qué es una entrevista?

Para la entrevista se requiere de un diálogo, de un buen oído, de un interesante poder de observación, y también de una linda estrategia. Todo esto y más, se necesita para intentar ser capaz de interpretar al otro, de transcribirlo; en el proceso debemos incorporar nuestras propias palabras, ser autor, escritor presente; luego existe un trabajo posterior de acomodar las cosas a nuestro estilo y criterio.

La entrevista, diría que es un “Contar al otro desde uno.” Es una síntesis de las miradas de entrevistado y entrevistador puesta en palabras, síntesis que luego llegará a un lector, el cual aportará el tercer elemento al experimento de voces y verdades. Se trata de la particularidad puesta en común, de un conocer, de un explorar, de un reflexionar. Procedentemente, se trata también de tener paciencia, de volver a escuchar una y otra vez la grabación, -si se usó grabador. De volcar las voces en una hoja, lo que requiere escribir muy rápido y con muchas faltas de ortografía, que serán pertinentemente corregidas luego.

Difícil tarea es la del entrevistador. Es interesante notar que aquellos personajes que han sido entrevistados muchas veces, se encuentran con que, en definitiva, las preguntas son siempre las mismas.

jueves, 10 de abril de 2008

Saludos cordiales

La ciudad a las 9 de la mañana, el pueblo de casas bajas y varios edificios en el centro, -que se multiplican con el paso de los años, y se van erigiendo sobre las casas bajas-, la vereda bañada de la luz protectora de un sol que se aproxima al cenit. La luz de la mañana no se compara, tiene una fuerza que ilumina especial, ilumina de costado, y además dura poco. Asi le gusta a J. caminar, me lo confesó, "los motores se sienten recién prendidos, no están gastados como a las 6 pm, las calles desprenden cierto sudor frío". Por eso le gusta salir a la mañana, aunque la mayoría de las veces está durmiendo y no ve esa luz, debe ser por eso que le gusta, porque es algo que hace poco. Hoy estaba ahí parada, en Mitre y Olavarría, arreglándose el pelo frente a un vidrio, lista para presentarse a la entrevista, nervios no tiene. Por momentos piensa que tal vez se le fueron para siempre, que ahora no le teme a nada, que hoy va a salir a manejar por toda la ciudad. Entró al lugar de la cita, habia tres personas esperando, tres hombres, casi ni la miraron. La recepcionista Julieta la recibió muy cordial, tal vez, J. se esperaba algo más tortuoso. La noche habia sido corta, 6 horas de sueño le hacían despertar con dolor de cabeza, sin embargo hoy estaba radiante.

En los últimos días había pensado mucho en las entrevistas, y en su rol de entrevistadora. Pero esta vez las cosas eran diferentes, la entrevistada era J., y las preguntas estaban prefabricadas, apuntaban a qué es lo que J. sabía hacer. Era por un empleo. "En ese tipo de entrevista no importa mucho lo que tengas para decir, porque lo que hay que responder es un secreto a voces –eso me molesta". M. le había dicho que no se fije en eso, que no importaba, "que sea linda". La entrevistadora se muestra ocupada en ir completando un formulario, las palabras que J. pronuncia son esperables, nada nuevo. No cambia mucho el hecho de que le diga que su hobbie es leer, escribir, escuchar música, la chica podría haber llenado igualmente el casillero con correr o jugar voley, aunque, aun con el poco sentido común que caracteriza a J., sabía que se hubiera sorprendido si la respuesta hubiese sido pensar…


[Fragmento de Historia sobre J., y su problemática sobre la vida social]

martes, 8 de abril de 2008

Narración sobre lectura I.

Hace tiempo estábamos con una amiga en la playa, nos dispusimos debajo de una sombrilla, de frente al mar. Sin embargo nuestra vista estaba atravesada por diversas sombrillas plantadas en la arena, y diversas personas que charlaban, se reían, tomaban mate o se inventaban algún juego para pasar el rato. El momento no era de encuentro con la naturaleza, muy al contrario, era un bullicio de voces, de objetos de colores sobre la arena, de plástico, de lonas. En ese ambiente hay que saber abstraerse para sentir que uno esta disfrutando de algo frente al mar.

Mi amiga y yo habíamos llevado, como los demás, material de lectura, y nos íbamos leyendo una a la otra de nuestros preferidos relatos. Ella me leía algún cuento de Kafka al azar, y yo trataba de seguir un orden y leer uno por uno las piezas de Final del Juego, de Cortazar. Pero lo más sensato era pensar que tendría que elegir mis favoritos, porque ella no me iba a permitir leerle todo el libro completo. Elegí uno, Flores Amarillas, y la playa, así como estaba, con toda esa gente que me molestaba, se volvió un lugar especial. En definitiva no era tanto el mar lo que lo hacía especial, sino ese bullicio, esas cantidades de gente que reducían el espacio a cubículos artificial y accidentalmente configurados. Nuestro lugar se volvía más cálido, y las paginas del libro nos envolvían en una sensación de atmósfera protectora, porque vivíamos la realidad de la playa, pero vivíamos simultáneamente la realidad de un hombre que se creía inmortal, que había encontrado su alterego, un alterego que trascendía el tiempo, y que le permitía vivir para siempre, en otro cuerpo. Algo así decía Cortazar. Y yo leía la página 58 y de reojo, detrás de mi libro sujetado por mi mano, un señor leía el diario, y tal vez pensaba en la inmortalidad, o tal vez no, o tal vez se hacía el tonto y estaba escuchando lo que yo leía.

Por momentos toda la gente que nos rodeaba se volvía una nube indiferenciada, gris como una masa de viento a punto de subir y desaparecer. Nosotras estábamos salvadas, pasando por un momento de satisfacción, compartiendo algo, una sensación, un extrañamiento, que nos alejaba de todos los demás, algo que nadie sabía. En otros momentos era una comunidad, todos nos estaban escuchando y estaban sufriendo como Luc, tomando una copa de vino, lamentándose en un bar. En el fondo eran extraños, en el fondo también, los compadecíamos.


[11/03/08]

lunes, 7 de abril de 2008

Neverness

Joon se apodera de mi. Su impaciencia, su desgano, su arrebato.
Un ser tan efímero como profundo..
Nighthawks. Ed. Hooper.
Sábado a la noche. La contemplación de la ausencia...