Las 11 de la mañana, me despierto con un mensaje que alguien me manda al celular. Me acuerdo de algo.
Mis espacios en blanco. Comenzaría este día lamentándome por mis circunstancias, pero acaso ya se me hizo una manía la autoinsatisfacción, la supuesta estrechez de mis posibilidades. Bla bla, el papel de víctima no me gusta, no lo encarno. No. Y sin embargo…
Los espacios en blanco son todas esas cosas que no hago. Todas esas que siento que tendría que estar haciendo, y así es como me cuesta hacer algo que me piden, como narrar una experiencia de una lectura, contar algún sentir, un momento de revelación, algo que me surgió al estar escribiendo alguna cosa. ¡Pero si yo no soy escritora! No soy cuando no quiero, cuando me abundan los espacios en blanco, se multiplican y me van invadiendo. Es todo un tema hacerte asiduo en algo, dejar de guiarte por los raptos de ganas que solo vienen cuando quieren, porque en definitiva ¿quién se maneja a sí mismo?
Voy a empezar por un recuerdo.
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