martes, 30 de junio de 2009

"te acordas de mis ojos color de agua podrida cuando los iluminaba el farol de la calle cortada?"

viernes, 26 de junio de 2009

Gravedad

Cada vez que me despertás tiemblo. Cada vez que hacés ese sonido, neurótico, lleno de caras, caras diferentes a la tuya que se suceden flotando en el sentido de las agujas del reloj formando un círculo. Es imposible no quedar pegada a la cama un rato más, mientras me preguntas por qué es que no uso debidamente los acentos, y yo balbuceando te digo que a mi no me importan nada los acentos pero que lo voy a hacer, sólo por vos, sólo para darte el gusto. porque después de todo vos sos tan bueno. Y todas esas cartas que te mandé las reescribiría con los acentos bien puestos solo para hacerte feliz, para que quedes conforme más bien, ya se que no te gusta que use la palabra feliz así porque sí. Pero lo somos, o no? Un poco lo somos cuando yo estoy durmiendo y vos me mirás. Después cuando desapareces nos sentimos tan solos, no me digas que no, vos también te sentís solo. Vos no te das cuenta que me mandás esa energía, y lo negás, siempre te empeñaste en negar lo de la energía, lo de las señales. Pero siempre que volvés y te encuentro parado en la entrada de casa, tus ojos me atraviesan, y con tu cuerpo te gustaría aplastarme hasta el fondo de la gravedad. Hacerme desaparecer por no hacerte caso, por no escribir bien, por todas esas cosas que te vivo diciendo desde que me conocés. Si estuvieras cuando estoy escuchando eso de las cosas horribles que no son ciertas, me comprenderías. No soy mala en el fondo, te quiero. Vení, vení y acostate conmigo. No me despiertes todavía.

martes, 16 de junio de 2009

Mapita

Mirando con lupas el suelo, veiamos la tierra y el verde de pastitos infimos surcados por hormigas invisibles que formaban caminitos, puntitos como pequeños frutos rojos, comidos a medias por el señor Nº 1. todo tan diminuto, que parecería una incoherencia, pero se veia aun mas pequeño con la lupa. ¿O seria que la estabamos poniendo al reves? En ese diminuto mapa estaban las respuestas: un pedacito del suelo que contenia un mundo debajo. Un trozo de corteza, como si hablara de Tucuman cuando lo vemos en el mapa, con linea punteada y todo. Los examenes y los profesores abundaban en Tucuman, pero aqui habia un profesor desenmascarado y varias preguntas a responder en forma casi automática. Respuestas que él mismo me soplaba, atribuyendolo a que yo era buena alumna, pero la verdad era un cierto sex appeal que teniamos. Un pastito mas y una respuesta, la cinco, a cambio de un pastito menos, una pequeña raiz quemada: mi mirada aumentada por la lupa generaba ese efecto que a veces tambien genera el sol, se vuelve rayo y cualquier ser vivo se desintegra, pero antes me da una respuesta. esa era la gracia, y asi pasabamos muchos de nuestros instantes, cerca o lejos del aula donde aprendiamos y entendiamos un nuevo cuento. Un poco mas de atraccion sexual. Un beso robado y a escondidas. Me sometia, me mantenia en una silla, atada con unas vendas blancas en las manos y en la cintura, obligada a dar examen, besandonos. a mi no me importaba. la boca roja, maquillaje que quedaba en su piel afeitada. un poco de locura y otra pregunta. un pasto menos, mas hierba en nuestros conductos nasales, un poco más abierto el cerebro. afuera del aula, en la calle, algunos personajes andaban en auto, varios ex-novios buscando un lugar para una fiesta, para comer un poco de torta de esas que sirven en los casamientos. Con el secreto e inconciente deseo de ser profesores. de besarme una vez mas a cambio de una respuesta, de un pasto menos en la tierra, sacrificio de los ignorantes. Sin saberlo se hacían presas fáciles de las hormigas, tan pequeñitas como invisibles, que ellos no alcanzan a ver con sus ojos tan torpes, al querer posar sus grotescos dedos para arrancar un pastito, disimulando que es lechuga para sus tortugas.

lunes, 15 de junio de 2009

Hubo una epoca en que Leo -de Leonarda o Leonardita para los que sabían que era una
niña- salía a pasear en bicicleta todos las tardes que iba a la casa de sus abuelos. La bicicleta era nueva, y ella se sentía salvaje a su manubrio, poruqe era una bicicleta de varón. El paseo consistía en andar por la vereda de la cuadra; mayormente primero hacia la izquierda, donde estaba la casa de los vecinos gallegos y un poquito más hasta llegar a la esquina, y luego la vuelta atravesando las veredas de los vecinos de la derecha, pero nunca cruzaba la calle. Lo más divertido eran las bajaditas en pendiente que habia entre una vereda y otra, y las que estaban todas poceadas y habia que maniobrar con astucia para no caerse de boca al piso y romperse alg´n diente o en el mejor de los casos ensusiarse toda la ropa de tierra. cuando se entusiasmaba Leo se animaba a dar la vuelta a la esquina y llegar hasta lo del almacenero Eugenio. Todos los vecinos eran gente grande, como los abuelos, o mayores, pero Leo se les quedaba a hablar de vez en cuando,con cierto pesar, porque ellos que no tenían nada que hacer le daban charla. con respecto a los niños, Leo siempre los veía mayores que ella, sin saber exactamente la edad que tenían, y prefería no hablarles. A veces cruzaban miradas, o alguna que otra palabra que simulaban tirar al aire y que distraidamente caía en los oidos más proximos que eran los de Leonarda, y ella devolvía también al aire, y se cruzaban las bicis sin chocarse y cada uno seguía su camino. La mayoría eran varones, y Leonarda se comportaba como una nena aunuqe tuviera la bicicleta de las tortugas ninjas y se dirigiera con velocidad. Así iba de aca para alla, con su reducido recorrido, en el que siempre encontraba algún detalle nuevo en las baldosas, algún pozo nuevo, o hacía diferentes derrapes por la tierra que llenaban el aire de polvo. Pocas veces se caía, a pesar de la gran velocidad que tomaba, y nunca se llevó por delante ningún vecino. Un día Leo se animó a ir a la plaza que quedaba a dos cuadras de su recorrido habitual, era una tarde nublada de otoño, las andadas por los senderos llenos de hojas caídas eran muy divertidos, no solo el ruido de crujido que hacían las hojas secas, sino también la sensación de estar pisando algo por debajo, cosas escondidas debajo de las hojas que la rueda apretujaba contra el suelo. En medio de la concentración, se chocó con un chico, pero ninguno de los dos se cayó y cada uno siguió su camino. A lo largo de la tarde se cruzaron varias veces más y ninguno de los dos se habló, si bien se examinaban de cerca cada vez que se cruzaban. Leo se enfermó y por una semana no volvió a salir ni a pasar por la plaza. Nunca más vio al chico, pero sí en sus sueños, un día se lo encontró a la orilla de una laguna. Por fin se dijeron los nombres, dieron unas vueltas juntos y se tiraron en la laguna aunque estaba prohibido hacerlo, pero no había nadie, y el agua era tan azul que ningún mal podía hacerles. Estaban seguros, nadaron, se divirtieron, ella penso que no sabía nadar, y ahí estaba sumergida, moviédose como un pez dorado. El tiempo parecía que no pasaba, el cielo se volvía rosa por momentos, morado. Los arbustos que rodeaban el lugar cambiaban también los colores, sería la luz del sol, que no estaba pero se sentía. Sería el calor que atravesaba el cuerpo cuando se acostumbraba al agua fría. Sus palabras encajaban al instante al salir de sus bocas. Ese día algo cambió, ese sueño que permaneció, nose si alguien despertó. Nose de quien era el sueño. el agua de la laguna era colores y brillo en los cuerpos, y de a momentos un intenso dolor en el estómago, en el corazón que parecía salirse, que parecía romperse en pedazos. Nose de quien era ese corazón. El día terminó, Leo recuperó su bici y extrañamente decidió nunca mas volver a esa laguna.
baje, subi, volvi, me fui. destrui todo lo sagrado. un viejo paragüitas de chocolate semicomido, semi angustiado. como lo estaba aquel perro que quise hacer feliz y no pude. pobre, corria, saltaba, corria, lloraba, pero uno no se da cuenta cuando los perros lloran, ni tampoco cuando rien. es su destino pasar como seres divertidos y/o tontos. prefiero a los zorros, que siempre tienen alguna mala intención debajo de su hermoso pelaje. ellos sí rien, y muy poco también lloran, tampoco nos damos cuenta justamente porque son zorros. zorros de goma impredecibles. zorros cubiertos de talco. y nosotros somos tan estúpidos, los humanos deberían aprender. y dejar de tener esos sueños tan tenebrosos y estúpidos y tristes. deberia bastarnos con ver caras horribles, y caretas de goma y barbas que son tan sensuales para las mujeres, y que estan llenas de bacterias, y secretos oscuros y muerte. nada de eso puede ser sagrado dice mi mama, dicen mis amigos, digo yo. una señora me enseño a mirar por la nuca, con unos ojos artificiales que nunca fueron ojos pero igual veian. se borraba lo aparente cuando usaba mi nuca, siempre tuve la sensacion de que el pelo no lo dejaba funcionar al 100%. deberia haberme pelado, pero ahora ya es tarde. esos ojos ya no los tengo pero pronto se regeneraran, antes de que muera, cuando me saque el hacha que me clavaron en la nuca y la sangre se seque y termine cayendo en forma de polvo en algun rio asqueroso, lleno de suciedad humana, de sedimentos de lo que ya no sirve. un rio transparente, eso les gustaria. a mi no porque se que no existe, que ni en los sueños son transparente porque el agua lava y se carga de iones negativos y positivos, de mugre humana, y arrasa con todo.
estoy hablando desde un iglu, podes creer? hace frio, sí un poco, pero se siente muy bien, las paredes son blancas purisimas como el agua esa que no existe y lo mejor de todo es que estoy sola, el pobre perro murio y lo tuve que enterrar, pero extrañamente no lloro. estoy bien porque aca entra la luz del sol, y aunque todo sea frio y los colores azules, yo siento que lo blanco tambien puede ser calido, en mi mente. mi mente que te va a salvar. vas a ver, a alguien voy a salvar, algun dia.
las demas mujeres son en apariencia iguales a mi, algunas mas lindas y otras mas feas, pero todas en el fondo somos iguales. que mentira. alguien te conto mal la vida. yo me la aprendi solita y por eso se todo.