viernes, 13 de junio de 2008

Notas de lector

Cuentos de Raymond Carver, J. D. Salinger y Rodolfo Walsh


Raymond Carver

Los cuentos de Carver narran situaciones de la vida cotidiana, que a simple vista son muy simples, cosas comunes, muchos diálogos, escenarios de todos los días. Tanto en ¿De que hablamos cuando hablamos de amor?, ¿Por qué no bailáis? y Una cosa más, tiene un rol fundamental la casa, el hogar; y en los tres hay de por medio alcohol, elemento que afloja a los personajes y acompaña el desarrollo de las conversaciones. Las conversaciones, que hasta llegan a parecer triviales, en realidad contienen temas muy esenciales. En este sentido su obra se corresponde con sus palabras sobre el cuento publicadas en su ensayos Escribir, ya que se ubica en las situaciones simples y comunes, y a partir de allí logra generar con las palabras adecuadas, una profundidad interesante. Siempre parece haber de fondo, referencias a las problemáticas de las relaciones humanas, una discusión, una reflexión de las actitudes de las personas, de los sentimientos, de la familia, de los amigos, y de la misma individualidad. En última instancia, Y como buen cuento moderno (según lo afirma Rest) los relatos toman conciencia, en la propia comunicación, de la incomunicación humana.


J. D. Salinger

En Un día perfecto para el pez banana, prevalece el diálogo, que le va dando cierta linealidad al relato, y una temporalidad real y continua.
Los personajes son caracterizados por su forma de hablar, y por las cosas que hacen, que son descriptas por el narrador muy minuciosamente, y permiten así formarse una imagen muy real de los actuantes, los escenarios y las situaciones. Creo que Salinger juega mucho con la visualidad y con los colores.
Se trata de una pareja que está de viaje, y el relato deja inferir que el hombre de la pareja, el esposo de la chica, se encuentra en un estado psicológico problemático, particularmente por el trauma que le dejó el haber estado en la guerra. Por otro lado, la chica esposa, muestra una personalidad muy diferente, muy normal, dotada de sentido común, y hasta trivial; por las cosas que lee, su comportamiento en la habitación, y por su diálogo telefónico con su madre. El contraste entre la pareja parece demostrar que el hombre está muy solo, enfrentando solo sus traumas y sus oscuros pensamientos que no puede compartir con nadie porque nadie pasó por lo que el pasó, como sucede con todos los héroes de guerra en general, que pasan a ser incomprendidos en una sociedad que sigue su curso dentro de una normalidad establecida. Esto último creo que es la centralidad de la historia II (de la que habla Piglia). Esa soledad que lleva al protagonista al suicidio. Y plasmado esto en la principal alegoría que es la de los peces banana, que son esos seres que se meten en un hueco y se comportan como cerdos, llegando a comerse setenta y ocho plátanos. Y después de eso engordan tanto que ya no pueden salir. Evidentemente ese es el pozo en el que está hundido Seymour, y del que no puede salir.

En El hombre que ríe, Salinger se ubica desde la perspectiva de un narrador pequeño, de un niño, o mejor dicho, un hombre que narra desde su visión de cuando era pequeño. Desde allí se acuerda las aventuras de sus años de infancia y describe la historia de un personaje, su profesor, a la vez que análogamente presenta la historia de un protagonista de una historieta, El hombre que rie. Creo que podría pensarse que hay en realidad una identificación entre esos dos personajes, que eran vistos ambos como héroes para el niño. Y al tiempo que el profesor le narra a sus alumnos la historia de este hombre, él mismo se ve involucrado en historias (la historia con la chica), que van siendo análogas.


Rodolfo Walsh

En su cuento Fotos, Walsh usa una particular forma de escribir. La narración se presenta por apartados, y la particularidad de la escritura es que no hay un único narrador que va contando o explicando, sino que nos encontramos con una multiplicidad de voces y de miradas. Una polifonía de voces y de discursos. Y en esa polifonía, Walsh va caracterizando nada menos que a un país, Argentina; con los discursos y las situaciones de su gente.
El cuento se llama Fotos porque el protagonista se convierte en fotógrafo, pero a la vez se juega mucho con el título porque pareciera ser que muchos de los apartados fueran en realidad fotos, descripciones, caracterizaciones de algo.

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